sábado, 5 de septiembre de 2009

MOLLEP, el Señor de Chepén















No tiene la jerarquía política ni social, la riqueza o majestuosidad del Señor de Sipán o la Señora de Cao; ni la evidencia física (por ahora) de su existencia, pero si está presente en la tradición popular transmitida por siglos y su retrato imponente en dos ceramios elaborados por eximios artistas moche. Es Mollep, el sacerdote, el hechicero, el curandero, el oráculo, quien brindó sabiduría, sanaciones, sortilegios, profecías y protección a su pueblo, los ancestros del Chepén actual.

Fue el cura español Fray Antonio de la Calancha, en su obra "Crónica Moralizadora" (1639), quien señala que en las inmediaciones del cerro Chepén tenía su refugio un célebre brujo y sacerdote de ascendencia preincaica: Mollep era su nombre, que significa "piojoso" o "caranganoso", en lenguaje Muchic. Mollep, afirma, tenía aspecto muy sucio y estaba cubierto de abundantes piojos. La tradición o mito que guardaban los indígenas en el siglo XVII, señalaba que según la cantidad de piojos que Mollep tenía así se multiplicaría la población y las cosechas donde él se encuentre.

Mollep era un personaje singular en la sociedad Moche a quien los naturales temían y adoraban; tuvo el carácter de divino y noble, heredero de una casta y una religión, y ejerció seguramente también funciones administrativas. Así lo indica el diseño de su Palacete ubicado en una zona especial y plana en la fortaleza de Coslachec (cerro Chepén). Existen evidencias arqueológicas de ceramios Moche en cuyas representaciones se observa un personaje de cabellera larga y con piojos adheridos al cuerpo; y en otro ceramio se ve el mismo personaje pero con la representación de seres humanos adheridos al cuerpo.

Mollep es un mito muy antiguo entre los pueblos de la costa peruana y sobrevivió hasta la conquista hispana. Mollep sería el nombre genérico de los sacerdotes de un culto que conocieron los Moche, asociado a la fertilidad y que trascendió a las posteriores invasiones (Wari, siglos VII y VIII, y Chimú, a partir del siglo X), confirmando la milenaria continuidad cultural del hombre peruano en la costa norte; y por tanto, una persistencia cultural y religiosa pese a las diferentes dominaciones que conoció este territorio. María Rostworowski, en su libro "El origen de los hombres y otros cuentos del Antiguo Perú", incluye el mito de "Mollep, el brujo de Pacasmayo" (hasta 1984, Chepén pertenecía a la provincia de Pacasmayo).


Los dominios de Mollep fueron los actuales territorios donde se levanta hoy la ciudad de Chepén y-coincidencia de leyenda-, Chepén es hoy el centro más poblado del valle Jequetepeque. El nombre de Mollep, el mito y la tradición, pervive con el paso de los años, así como la certeza que tarde o temprano, la arqueología logrará dar con la evidencia física de su existencia en algún lugar del cerro Chepén. Años antes de ser descubiertos el Señor de Sipán y la Sacerdotisa de Moro, se creía que eran personajes de ficción, pero hoy se sabe que fueron importantes personajes de la estructura social y religiosa moche. ¿Y Mollep? la arqueología está en deuda.
(Nicanor Becerra Castañeda)
(Fotos: Cortesía de Manuel Cotrina Muñoz)

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