viernes, 18 de febrero de 2011

Municipalidades ¿Y la educación, y la Cultura?

Problemática
La Ley Nº 27972, Ley Orgánica de Municipalidades establece competencias y funciones exclusivas y compartidas que las municipalidades deben asumir en cuanto a los servicios públicos locales, entre otros, lo relacionado a la educación,
la cultura y la promoción del turismo, que se dejan de lado por las limitaciones existentes para su cumplimiento como son: ausencia de planes y proyectos municipales y/o concertados para la promoción educativa, cultural y turística, recursos escasos en bienes y equipamiento, personal insuficiente y poco capacitado, con mínima asignación presupuestal para la realización de planes, proyectos y actividades de promoción cultural, educativa y turística.

Las Municipalidades de la región no son ajenas a esta problemática; la promoción de la educación y la cultura no cuentan con la atención debida. En educación, sólo se destinan recursos (en mínima proporción) a la construcción y mejoramiento de infraestructura educativa; las otras competencias son desatendidas. En promoción de la cultura, las municipalidades sostienen el servicio de bibliotecas públicas, desatendiendo las demás competencias establecidas por ley. En cuanto a las bibliotecas, el servicio está a cargo de personal no capacitado, con bibliografía no actualizada y escasa de títulos para atender la demanda de usuarios particulares así como de una población estudiantil y docente en constante crecimiento.

Competencias Municipales
En Educación,
Las municipalidades diseñan, ejecutan y evalúan el proyecto educativo; promueven la diversificación curricular; monitorean la gestión pedagógica; construyen, equipan y mantienen la infraestructura de centros educativos;
apoyan la creación de redes educativas; impulsan y organizan el Consejo Participativo Local de Educación; incorporan y desarrollan nuevas tecnologías para el sistema educativo y coordinan, ejecutan y evalúan programas de alfabetización.

En Cultura y Turismo, Las municipalidades organizan y sostienen centros culturales, bibliotecas, teatros, talleres de arte; protegen y defienden el patrimonio cultural y la defensa y conservación de monumentos arqueológicos, históricos y artísticos; fomentan el turismo sostenible y regulan los servicios para ese fin; administran parques zoológicos, jardines botánicos, bosques naturales, directamente, por contrato o concesión; promueven la cultura de la prevención; impulsan una cultura cívica; promueven la consolidación de una cultura de ciudadanía democrática; fortalecen la identidad cultural de la población y promueven actividades culturales diversas.

Objetivo y Plan de Acción
Un Plan de Trabajo, desde las municipalidades debe contribuir al cumplimiento de las competencias municipales en cuanto a servicios públicos de educación, cultura y promoción del turismo, mediante proyectos y actividades de promoción, estableciendo coordinaciones con organismos del gobierno regional y central.

Proponemos un conjunto de actividades y proyectos, que con los actuales recursos humanos y financieros es posible hacerlos; sólo falta la decisión política institucional de Alcaldes, con respaldo de los concejos municipales:

En Promoción educativa: Escuela para Padres, promoviendo temas de: Desarrollo humano, liderazgo, cultura democrática y derechos humanos, seguridad ciudadana, civismo y valores éticos; Juegos Florales Municipales; Concursos Escolares sobre Producción de Textos; Organización de Ferias de Libro

En Promoción Cultural: Cursos de Promoción del Patrimonio Cultural y Natural, desde las instituciones educativas; Organización de Talleres Culturales, en danzas, música, teatro, oratoria, artesanía; Edición de una Revista Municipal en temas de cultura, educación y turismo; Modernización de la Biblioteca Municipal, que incluya actualización bibliográfica, elaboración de catálogos, biblioteca virtual, pasantías a Biblioteca Nacional.

En Promoción del Turismo: Proyecto: Inventario de Recursos Turísticos en distritos y provincias; Talleres para formar Promotores de Turismo; Elaboración de Material de Promoción Turística; Organización de Módulos de Información al Turista; Semana Turística en los distritos, entre otras de acuerdo a cada realidad local.
(Nicanor Becerra Castañeda)

ARRIEROS, ALBAS Y MONTAÑAS, Libro de Bethoven Medina Sánchez

Por: Saniel E. Lozano Alvarado

Poesía de aparente desorden sintáctico y lógico, como casi toda su producción creadora más característica, conforme a cuya elaboración los versos empiezan con enunciados rotundos y secuenciales, pero que de pronto se tornan truncos, desplazados e insertos en otras perspectivas. Poesía cuyo malabarismo léxico no responde a un alarde técnico formal y externo, sino que es movido desde impulsos interiores lógicos y coherentes, que, a su vez, corresponden a una original concepción y visión del mundo y de la vida. Poesía de un lenguaje al servicio no sólo de una arquitectura verbal, sino activada por un rico proceso de cohesión, el caso es que hace tiempo Bethoven Medina Sánchez ha esculpido un arte poético personal, original y creativo de la mayor complejidad y riqueza lingüística y estética.

El título, “El arriero y la montaña bajo el alba” alude, en principio, como primera impresión, a un espacio paisajista, descriptivo y plástico; pero no lo es así exactamente, porque el poemario es más bien un canto lírico, un brote virginal afectivo, vagido espiritual ante los diversos signos de la naturaleza. Es un himno emocionado a los repliegues, rostros, meandros y configuraciones de la tierra andina con todos sus atributos: aves, frutos, siembra, surcos, ríos, quebradas, lomas, montañas, mesetas, relieves, dotados de vida; y también alerta de riesgos y canto de esperanzas (“Entusiasta / aparece el Sol / entre las nubes / como un arriero más”).

El referente motivador externo no es, entonces, la estampa de la naturaleza quieta, estática y pasiva, simple objeto de contemplación pura para el goce de los sentidos. No. Es un referente vital, energético, activo y transformador. No sólo naturaleza hecha, sino protagonista y fruto de la creación (“La cordillera nos convoca / para contemplarte crecer como un río en el valle”), escenario del amor, expuesta a riesgos como el desequilibrio ecológico y la amenaza del calentamiento global (“En el Día de la Tierra / Las corrientes de aire generan calentamiento / en las aguas del Pacífico / modifican el clima en este sudamericano continente”). Es decir, estamos ante una poesía que no es una hechura meramente estética, sino un medio primordial que anima la vida y la historia; por eso, está traspasada de humanidad y de crisis del tiempo, y precisamente por eso es también un canto a la ecología y a la esperanza (“Arbol Hombre, en conjuro la selva implora en un tañer vegetal / la no contaminación; también el mar, el viento y la conciencia”).

Según nuestro recorrido, Bethoven no produce una poesía que se engolosina con los halagos o impresiones sensoriales, sino que trata de conocer, auscultar y explorar la tierra al conjuro de una rica cultura general, que le permite incluso explicarse y revelar el sentido de la prehistoria y de los mitos andinos.
Siendo una poesía cuyo referente primordial es la naturaleza andina, tampoco el poeta se aleja del amor; al contrario, éste también está presente, pero siempre impulsado por la fuerza que encuentra su razón de ser al conjuro de los sentimientos de compenetración con la tierra (“Vamos a perfumarnos, atadas las manos al corazón, mientras construimos un nuevo amor en primavera”).

Si ahora examinamos el lenguaje poético, Bethoven maneja los recursos expresivos con una habilidad de titiritero, que le permite construir sugerentes aliteraciones (“Ea toro, ea toro. Va negro, ea toro”, “en la paz del pez, en el pez de la paz”), deslexicalizar expresiones (“Orquídeo tu manifestar”, “a mi humano y clorofílico indagar, puro sentir vegetal”), fusionar y crear sustantivos (“Valle sol”, “Nuevoamor”, “Clarohumano”), emplear registros lingüísticos alternos (“Valle sol, / verde que te quiero verde”; “detengo el remolino del tiempo / inagotable / FORASTERO sediento”). Dicho de otra manera, para Bethoven Medina Sánchez el lenguaje no es una categoría a la cual el poeta debe ascender en procura de alcanzarlo, sino un nivel sometido a su malabarismo creador y a sus hondas y vastas necesidades de expresión poética.

Este original poemario nos permite señalar que, en efecto, en los grandes creadores, la poesía es indudablemente creación lingüística y objeto estético; pero no se agota en su formulación textual o literal; al contrario, ella se dota de sentido desde sus estructuras más profundas, en la propia personalidad, sensibilidad y percepción del autor, de manera que el lenguaje se constituye en el conducto modelador de la expresión, de todo ese denso contenido interior que pugna por comunicarse y expandirse por el mundo. Por eso, en los auténticos creadores, junto con la naturaleza estética, la poesía contiene también componentes cognoscitivos, filosóficos, psicológicos, biológicos, biográficos, históricos y sociales. Digamos que es la otra opción que tiene el hombre para conocer y revelar la realidad desde ángulos seguramente menos intelectuales y racionales, pero no menos ciertos ni valederos, modelados y cincelados por el fuego creador, como sin duda lo es Bethoven Medina Sánchez.

Precisamente, “El arriero y la montaña bajo el alba” condensa los dos ejes primordiales del poeta como sujeto enunciador: la del escritor y la de ser agrario (“El suelo, es razón de la existencia del agricultor; / y para todos, / es la madre tierra que nos provee de alimentos”). Ambas tendencias se fusionan para mostrarnos la rica y sutil aventura de un creador en su trajín infatigable de arriero de los caminos y montañas reales y simbólicas, desde la frescura y luminosidad del alba, pasando por el impacto y plenitud del día, en busca del abrigo de la tarde y del reposo de la noche; es decir, un caminante infatigable en busca del sentido de la vida asentada en la propia naturaleza, pero proyectada al cosmos.

Recital Poético en Trujillo



El Frente de Escritores de La Libertad, invita cordialmente al Recital Poético, en el 2do Jueves Literario del Frente, que se realizará el 17 de febrero en la Casa de la Emancipación.

Se agradece por anticipado vuestra gentil asistencia.

Libro: El Cholo Rumichi y Otros Relatos



"hacemos referencia y con grata satisfacción del breve libro: El Cholo Rumichi y otros relatos, (Chepén, 1996), del autor Javier Becerra Ramírez, natural de la provincia de San Miguel, ya fallecido y cuya edición póstuma estuvo a cargo de José y Julio Becerra Castañeda. Como todo hombre andino, emigró a la Costa, es decir Chepén donde se desempeñó de sastre, periodista, institucionalista, etc.

Cuatro interesantes cuentos de ambiente andino sanmiguelino: Don Patucho y la misa, El cholo Rumichi, El cura Cirilo y El estudiante y el cura; aperturan las puertas de un hombre jocoso, alegre y con la nostalgia de la tierra, estos cuentos le permiten retornar por el amado lar del recuerdo y sentimiento humanos. El Día del Sastre, es un relato de reflexión sobre la profesión; tres Coplas sanmiguelinas y a propósito de carnaval una de las cuales dice: "San Pedro robó una china, San Pablo se la quitó. Si los santos roban chinas, ¿por qué no he de robar una yo?"; una Décima dedicada a los choferes, concluyendo con un tema: Aprenda Quechua. 25 páginas de inconfundible sabor sanmiguelino."
(Víctor Hugo Alvitez Moncada, http://sanmiguelcajamarca.blogspot.com)

viernes, 4 de febrero de 2011

Presentación de Libros en Chepén











El 18 de enero, en el Salón de Actos de la Municipalidad Provincial de Chepén, se presentaron los libros:
- "Apuntes de la Historia de la Radio en Chepén", de Marco A. Flores Sánchez, y
- "Tierra Broncínea, Historia de San Gregorio", de Hidelbrando Sixto Arévalo Hernández.
Fotos:
1. Regidor David Lías Ventura, discurso en representación del Alcalde Provincial de Chepén.
2. Luis Cadenillas Nieto, presentación del libro "Apuntes de la Historia de la Radio en Chepén".
3. Ever Arrascue Arévalo, presentación del libro "Tierra Broncínea, Historia de San Gregorio".
4. Familiares del autor Hidelbrando Arévalo.
(Fotos: Luis Isla Correa)