domingo, 31 de mayo de 2009

GASTRONOMÍA MOCHICA





César Alcorta y Suero

El hallazgo de la tumba del Señor de Sipán en 1987, ha revelado aspectos culturales extraordinarios de la sociedad Mochica, e interesantes datos de su gastronomía.

Tal como lo comentara su descubridor, el afamado arqueólogo Walter Alva, la delicada sofistificación de esta cultura, se proyectó también a lo que solían degustar. Los huacos Moche, que plasmaron lo cotidiano y sacro de sus vidas, muestran que hace 2,000 años, en la mesa de Siec (señor, Rey o Gobernante) Moche se disfrutó de langostas, lenguados, corvinas, peces ojo de uva, sardinas y pejerreyes, asi como tortugas marinas, calamares, conchas blancas y negras, pulpos, cangrejos, y todo aquello que las riquísimas costas del norte peruano producían para los pueblos de sus riberas.

La mesa incluía también el venado andino y más de seis variedades de patos silvestres, asi como la carne y plumas del cariquenque y de la pava aliblanca. Presentó además, una recolección de caracoles de tierra para la élite Moche, que nos recuerda a los "escargots" de la Francia contemporánea.

Las ancas de rana, el conejillo de indias (cuy), la más variada gama de frutas, verduras y cereales, la yuca, la papa, ajíes y rocotos, además del incomparable choclo peruano, son sólo parte de los manjares de este reino, que quedó como una deliciosa herencia para los peruanos.

(publicado en Revista Viceversa Nº 38, pag. 68, Lima, Diciembre 2004)

"Los Moche cultivaron muchas variedades de productos agrícolas, y en gran escala, el maíz, yuca, achira, tabaco, coca, calabaza, quinua, yacón, pallares, ají, camote, olluco, papa, loche, maní, frejol, zapallo, machua. Además, cultivaron frutales como la granadilla, lúcuma, chirimoya, guanábana, pacay, pepino, berenjena, maracuyá, tumbo, troja de algarrobo, poroto, tuna, palta, guayaba, etc. Esta dieta alimenticia se complementaba con los variados y ricos recursos marinos, reforzada también con el consumo de carne de cuy, llama, venados y aves. Fácilmente llegaron a completar las necesidades mínimas de humedad, fibra, proteínas, grasas, almidón, pontosenas, carbohidratos, calorías, glúcidos, fósforo, calcio, hierro, cenizas, sílice y vitaminas requeridos por el cuerpo humano para su desarrollo y vida sana.

Únicamente como ejemplo nos referimos brevemente al maíz; alimento principal de la época pre-inca e inca. Es un alimento que se puede preparar como cancha, mote, harina para panecillos, mazamorras o caldos, además de molidos para pasteles y bebidas. Según la tabla de Knight su composición es la siguiente: Nitrogenados 14.00, Grasa 3.80, hidrocarburos digeribles y celulosa 70.68, Cenizas 0.86, Agua 10.60. Para sosegar la sed y alegrar las fiestas elaboraron la chicha, fermetando el maíz (jora) y otros frutos como el molle. No fue tampoco desconocido el uso de infinidad de plantas y yerbas medicinales, espirituosas y otros manjares afrodisiacos, como los cañanes, lacatos de tierra y avispas fabricadoras de miel."

(Fuente: Paredes, Arturo y otros."Guía del Museo de Arqueología, Antropología e Historia", Trujillo-Perú.)

viernes, 15 de mayo de 2009

CHERREPE, Histórica Playa Norteña



Iván La Riva Vegazzo

La historia indica que Chérrepe, actual
playa de la provincia de Chepen, fue un antiguo cacicazgo mochica que tenía en Chequetec a su más importante deidad. Este era un ídolo antropomorfo con forma de pájaro, tallado en piedra. El cacique Pedro Chérrepe, fue la autoridad más representativa y conocida. A su linaje le debe el histórico nombre esta caleta de pescadores artesanales que tiene al cacique Chámac como su fundador y organizador, de quien se dice que tras su muerte, Wiracocha quiso perennizar su memoria encargándole a Waira, dios del viento, que esculpiera su figura en un cerro que se encuentra cerca de la carretera, en cuyo perfil aparece, como esculpida, la figura del guerrero que yace muerto y cerca de su cabeza una plañidera que llora su deceso.

Se cuenta que durante el incanato, la playa fue visitada por el Tupac Inca Yupanqui y sus ejércitos, hecho que es posible ya que se sabe que el monarca inca, luego de conquistar los reinos del norte, emprendió su regreso al Cuzco por la ruta de la costa hasta Pachacamac, debiendo pasar obligatoriamente por Cherrepe.Narra la historia, que las pampas de Chérrepe, hoy parte de las regiones de La Libertad y Lambayeque, fueron inmensos campos de cultivo y bosques de algarrobos; con un impresionante sistema de riego, construido con tecnología mochica; la misma que fue abandonada a la llegada del conquistador, en rebeldía por los abusos cometidos. Todo esto lo corrobora la presencia de vestigios de canales, acequias y wachaques para el cultivo que aún quedan, testimoniando su vieja existencia. Desde la desembocadura del río Chamán conocido como “La Bocana de Chérrepe”, aguas arriba, encontramos una cantera de sal de gran pureza, utilizada por los antiguos y actuales pobladores para salar el pescado y otros usos.

Durante la colonia, tras el emergente desarrollo de la floreciente villa de Saña, a inicios de la segunda mitad del siglo XVI, se constituye como el puerto natural de la que fuera fundada con el nombre de ciudad de Santiago de Miraflores, llamada a convertirse en una de las más importantes ciudades del Perú virreinal.
Durante aquella época, llegaban los galeones españoles desde África trayendo esclavos negros para Saña y regresaban a la madre patria llevando riquezas de esta parte del Perú. En 1567 Chérrepe tuvo una población de 7 mil nativos. Hacia los años 1580 desembarca allí el Pirata Sir Francis Drake, en un intento de invasión a Saña; no llegándose a consumar por la presencia de la flota española, que pone en huida al súbdito inglés, encallando una de sus fragatas al frente de los barrancos de Chérrepe, cuyos restos se dice eran vistos antiguamente en mareas bajas desde lo alto de esos acantilados.

En 1595, partió la flota del afamado navegante español Alvarado de Mendaña y Neira, primer explorador europeo que cruzó el Pacífico sur en busca del supuesto gran continente meridional. En ese viaje, con 318 expedicionarios de la zona, logró descubrir el archipiélago de Las Marquesas, luego arribó a Manila (Filipinas) con apenas 47 sobrevivientes, falleciendo él en el trayecto.El apogeo de la Villa de Santiago de Miraflores de Saña duró hasta fines del Siglo XVII, y con ella la de Cherrepe. La mayor parte de la población de esta Villa, pasó a vivir a Lambayeque por haber sido saqueada el 14 de marzo de 1686 por el pirata flamenco Eduardo Davis, quien desembarcó en la caleta de Chérrepe, permaneciendo siete días robando templos y casas. A esta calamidad siguió, 34 años más tarde otra mayor, la inundación del 15 de marzo de 1720, determinando así la completa ruina de Saña.

Esta breve crónica demuestra que nuestra región posee muchos lugares llenos de historia e interesantes que faltan ser promocionados a los viajeros y el turismo, como Cherrepe, historica playa norteña.Esta breve crónica demuestra que nuestra región posee muchos lugares llenos de historia e interesantes que faltan ser promocionados a los viajeros y el turismo; como Cherrepe, histórica playa norteña.
(Publicado por Trujillo Di? el 15.05.2009)

martes, 5 de mayo de 2009

SAN JOSÉ DE MORO Y LA RUTA MOCHE: Turismo Arqueológico




Nicanor Becerra Castañeda

En abril del año en curso se inauguró el Museo de Cao, lugar que exhibe a la Señora de Cao, joven gobernante Mochica que vivió hace 1700 años, hallado en el Complejo Arqueológico “El Brujo” en el distrito Magdalena de Cao (departamento de La Libertad); museo que permitirá potenciar el turismo en el norte del país, incorporando este lugar al circuito turístico de la llamada Ruta Moche. Esta ruta, que integra una realidad étnico- cultural, comprende un vasto territorio, Piura por el norte y Nepeña por el Sur; sin embargo, con fines de marqueteo turístico, se promociona un segmento, el corredor Trujillo- Chiclayo, que se ajusta a las calidades e importancia de las Huacas de Moche y Chan Chan por un lado, y a Sipán y Túcume, en el otro extremo (Ricardo Morales).

El valle Jequetepeque cuenta con centros arqueológicos Moche que no están incluidos en el circuito, como Cerro Dos Cabezas (Jequetepeque), Pacatnamú (Guadalupe) y San José de Moro (Chepén), por citar algunos. El valle tiene, además, el sitio arqueológico de Puémape (San Pedro de Lloc), perteneciente a la cultura Cupinsnique, considerada como la cultura matriz de los Moche, Lambayeque y Chimú (Carlos Elera). Uno de los centros más estudiado es San José de Moro, a 5 km al norte de la ciudad de Chepén ( La Libertad); en el marco del Proyecto Arqueológico San José de Moro, desde 1991, dirigido por Luis Jaime Castillo Butters de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

La importancia de San José de Moro radica en:

1. El lugar presenta una densa estratigrafía que alcanza los ocho metros de capas superpuestas de diferente configuración, producido por actividades ceremoniales, durante las ocupaciones Mochica y Transicional, y por actividades domésticas durante las ocupaciones Lambayeque y Chimú, en casi mil años de ocupación continua.

2. Combina las funciones de cementerio y de centro ceremonial, aportando datos novedosos respecto a las prácticas rituales y funerarias de las sociedades Mochica, Transicional y Lambayeque.

3. Ha permitido establecer el origen de la cerámica fina y los contextos arqueológicos en los que se depositó originalmente esta cerámica; se descubrió que el contexto eran las tumbas de élite, las tumbas de cámara, que contenían algunos de los entierros mas elaborados encontrados en sitios relacionados a la sociedad Mochica.

4. En 1991, 1992 y 2007, se excavaron tumbas de las mujeres Mochicas más importantes de su época: las Sacerdotisas de San José de Moro. Los hallazgos han confirmado que durante la época Mochica una de las más importantes funciones rituales era asumida exclusivamente por mujeres que la heredaban y transmitían de una generación a la siguiente.

5. El ajuar funerario de estos personajes se componía, entre otras cosas, de cientos de piezas de cerámica, algunas de ellas de exquisita calidad artística, así como también de un ataúd adornado con grandes placas de cobre o aleación en base de cobre, que emulaban la parafernalia usada por esta mujer durante las ceremonias rituales de sacrificios humanos en las que participaba.

Si San José de Moro y otros centros no están integrados a la Ruta Moche se explica porque no existen instalaciones especiales (Museos) para cuidar, mantener y exhibir los valiosos descubrimientos arqueológicos (ver informes del 2004 al 2007 publicados en la web
http://sanjosedemoro.pucp.edu.pe/) , situación que se agrava por la indiferencia de entes responsables como los gobiernos locales, organismos públicos y la sociedad civil, que aún no entienden que el turismo arqueológico es potencial fuente de desarrollo sostenible. Imitar buenos ejemplos de organización, gestión y concertación de esfuerzos, es posible; esperamos que nuestras autoridades, entidades públicas, instituciones educativas, la empresa privada y la sociedad civil así lo entiendan. Moche y Magdalena de Cao lo han demostrado.