Mi madre María, mi esposa Doreli y nuestros hijos: Karla, Augusto y Liz.
"Para mamá:
Han pasado muchos años desde que fuiste madre por primera vez y a veces tenemos la sensación de que no te decimos lo suficiente lo mucho que te queremos y cuánto agradecemos todo lo que haces por nosotros (yo me incluyo, porque ya saben, los hombres acabamos siendo, muchas veces, un hijo más… mal que nos pese).
Te queremos porque siempre estás ahí. Porque aún cuando estás cansada tienes un momento para nosotros, porque aún cuando sientes que las fuerzas flaquean, acudes con una sonrisa, porque aún cuando el sueño te vence, eres capaz de abrir los ojos, de madrugada, para abrazar al bebé que llora, al niño que se revuelve en sueños y al marido… bueno, a mí no me abrazas, a mí me giras la cabeza para que deje de roncar… en cualquier caso gracias también.
Te queremos porque nos ayudas a ser mejores cada día, porque sabes escucharnos, porque nos ofreces tu tiempo y tus consejos, porque nos dices en qué hemos fallado y nos explicas qué podríamos hacer para solucionarlo y porque siempre hay cariño incluso cuando la paciencia parece agotarse.
Te queremos porque siempre estás pendiente de nosotros, porque duermes con un ojo abierto, porque vigilas nuestros pasos acompañándonos en el camino permitiéndonos intentarlo y acertar o intentarlo y equivocarnos, pero ofreciéndote siempre por si necesitamos tu ayuda.
Te queremos porque siempre llegas ahí donde nosotros nos hemos quedado cortos, organizando lo inorganizable y gobernando el timón de este gran hogar que hemos construido.
Te queremos porque nos quieres, porque con tu entrega nos demuestras día a día lo importantes que somos para ti, porque con tu tiempo nos regalas momentos inolvidables, porque a pesar de todo, siempre estás ahí para ofrecernos una sonrisa, un cuento, una vivencia, un momento, una risa, una canción o un juego.
Te queremos porque decidiste dedicar estos años a ser madre, a criarnos, a ofrecernos el cariño incondicional sin otras obligaciones, sin horarios, sin reservas, estando ahí a todas horas en las duras y en las maduras, siendo esa cuidadora a tiempo completo que cualquier hijo querría para sí.
En definitiva, te queremos por ser como eres, por tu entrega, por tus sonrisas, por tus risas y tus penas y por dejarnos ser nosotros mismos, con nuestras virtudes y defectos, queriéndonos tanto, tanto, como nosotros te queremos a ti." (Anónimo)
Han pasado muchos años desde que fuiste madre por primera vez y a veces tenemos la sensación de que no te decimos lo suficiente lo mucho que te queremos y cuánto agradecemos todo lo que haces por nosotros (yo me incluyo, porque ya saben, los hombres acabamos siendo, muchas veces, un hijo más… mal que nos pese).
Te queremos porque siempre estás ahí. Porque aún cuando estás cansada tienes un momento para nosotros, porque aún cuando sientes que las fuerzas flaquean, acudes con una sonrisa, porque aún cuando el sueño te vence, eres capaz de abrir los ojos, de madrugada, para abrazar al bebé que llora, al niño que se revuelve en sueños y al marido… bueno, a mí no me abrazas, a mí me giras la cabeza para que deje de roncar… en cualquier caso gracias también.
Te queremos porque nos ayudas a ser mejores cada día, porque sabes escucharnos, porque nos ofreces tu tiempo y tus consejos, porque nos dices en qué hemos fallado y nos explicas qué podríamos hacer para solucionarlo y porque siempre hay cariño incluso cuando la paciencia parece agotarse.
Te queremos porque siempre estás pendiente de nosotros, porque duermes con un ojo abierto, porque vigilas nuestros pasos acompañándonos en el camino permitiéndonos intentarlo y acertar o intentarlo y equivocarnos, pero ofreciéndote siempre por si necesitamos tu ayuda.
Te queremos porque siempre llegas ahí donde nosotros nos hemos quedado cortos, organizando lo inorganizable y gobernando el timón de este gran hogar que hemos construido.
Te queremos porque nos quieres, porque con tu entrega nos demuestras día a día lo importantes que somos para ti, porque con tu tiempo nos regalas momentos inolvidables, porque a pesar de todo, siempre estás ahí para ofrecernos una sonrisa, un cuento, una vivencia, un momento, una risa, una canción o un juego.
Te queremos porque decidiste dedicar estos años a ser madre, a criarnos, a ofrecernos el cariño incondicional sin otras obligaciones, sin horarios, sin reservas, estando ahí a todas horas en las duras y en las maduras, siendo esa cuidadora a tiempo completo que cualquier hijo querría para sí.
En definitiva, te queremos por ser como eres, por tu entrega, por tus sonrisas, por tus risas y tus penas y por dejarnos ser nosotros mismos, con nuestras virtudes y defectos, queriéndonos tanto, tanto, como nosotros te queremos a ti." (Anónimo)