Hablar de la chicha es recordar al Perú, de la tradición de nuestro pueblo, de las fiestas, de su sabor, de ceremonias, de rituales, de magia, de religión, es hablar del pueblo rural, de los indígenas, es hablar de la tierra, del maíz, de los orígenes, de los estados sentimentales del hombre, la alegría y la melancolía, de los dioses y los sueños, es hablar de temas importantes.
La chicha habita en el centro de la cosmovisión andina, a través del tiempo y en todas las regiones, el hombre peruano, de una u otra manera, ha necesitado comunicarse con los dioses para tomar decisiones sobre su vida, cuerpo y alma. Para esta importante tarea usa la fe, la meditación, diversas ceremonias, algunos alucinógenos y mucha chicha, que hacen posible el sagrado encuentro.
En el antiguo Perú, todas las culturas que habitaron nuestro extenso territorio obtenían bebidas alcohólicas a partir del maíz y otros cereales. En la provincia de Chepén esta costumbre autóctona de la preparación y consumo de chicha, se conserva y existen personas especializadas en su preparación con jora o maíz fermentado, es la llamada chicha colorada, pero también se prepara la chicha de maíz blanco, la llamada chicha blanca, que es servida en cojuditos, que son calabazas huecas pulidas.
Excavaciones recientes en el sitio arqueológico de San José de Moro, han encontrado conjuntos de paicas o tinajas, que evidencia el consumo masivo de esta bebida considerada sagrada en el Perú prehispánico. La Dra. María Rostworonsky afirma que "una de las especialidades mas curiosas de la costa norte fue la existencia de chicheros que preparaban bebidas a bases de maíz, pero tambinén de maní, granos de molle, yuca, etc."
En zonas urbano-marginales y en la zona rural, la venta de chicha se estila propagandizar colocando un trapo rojo o bandera roja, si es chicha de jora, y un trapo blanco si es chicha pura. Además está la costumbre que a los consumidores se les obsequia cualquier "piqueo" para el que el consumo sea mas agradable. Entonces ¡Salud! con el exquisito licor, La Chicha, la bebida de los Apus.
La chicha habita en el centro de la cosmovisión andina, a través del tiempo y en todas las regiones, el hombre peruano, de una u otra manera, ha necesitado comunicarse con los dioses para tomar decisiones sobre su vida, cuerpo y alma. Para esta importante tarea usa la fe, la meditación, diversas ceremonias, algunos alucinógenos y mucha chicha, que hacen posible el sagrado encuentro.
En el antiguo Perú, todas las culturas que habitaron nuestro extenso territorio obtenían bebidas alcohólicas a partir del maíz y otros cereales. En la provincia de Chepén esta costumbre autóctona de la preparación y consumo de chicha, se conserva y existen personas especializadas en su preparación con jora o maíz fermentado, es la llamada chicha colorada, pero también se prepara la chicha de maíz blanco, la llamada chicha blanca, que es servida en cojuditos, que son calabazas huecas pulidas.
Excavaciones recientes en el sitio arqueológico de San José de Moro, han encontrado conjuntos de paicas o tinajas, que evidencia el consumo masivo de esta bebida considerada sagrada en el Perú prehispánico. La Dra. María Rostworonsky afirma que "una de las especialidades mas curiosas de la costa norte fue la existencia de chicheros que preparaban bebidas a bases de maíz, pero tambinén de maní, granos de molle, yuca, etc."
En zonas urbano-marginales y en la zona rural, la venta de chicha se estila propagandizar colocando un trapo rojo o bandera roja, si es chicha de jora, y un trapo blanco si es chicha pura. Además está la costumbre que a los consumidores se les obsequia cualquier "piqueo" para el que el consumo sea mas agradable. Entonces ¡Salud! con el exquisito licor, La Chicha, la bebida de los Apus.