sábado, 11 de junio de 2011

Crónica urbana: AMOR COMPARTIDO


Le dicen la "chata", de tez blanca, contextura mediana, cercana a las tres décadas; madre soltera, su niña está con su abuela materna. Trabaja como ayudante de cocina y/o mesera en restaurantes de mediana categoria en la city. Ocupa la suite Nº 13 en la residencial J.B.

Es la "querida" de un mototaxista, "el negro" como lo llama ella; con él convive a medias; el negro le paga el alquiler, la lleva y la trae de su trabajo, y la acompaña hasta las once de la noche, despues de gozar los favores sexuales de su dama complaciente... dejándola con los motores a punto para otras carreritas mas, segun dicen los orejones de la residencial.

El negro es lo mas parecido a un enamorado "firme" que tiene la chata, pero no lo quiere; las palabras amor y fidelidad no están en su limitado diccionario sentimental. Y es que, además del negro, hay una reserva de marchantes que tocan y entran no solo a la suite, sino a las sábanas de tan ardiente dama, que goza de ataques asmáticos a punto de una de la mañana.

Y el negro lo sabe; sabe que su damisela es leña seca porque al menor contacto arde; el mismo lo dice "la chata es insaciable", pero se hace el ciego, sordo y mudo. Claro que a veces su ego herido reacciona y le propina cada golpiza a la chata, que jura por todos los santos que es mentira, que son inventos, chismes, del envidioso de "don segundo". Pero el negro sabe que ella lo adorna.

Si el otro dia, nomás, el domingo por la tarde, el negro llegó de visita y al no encontrarla la esperó en la suite de "don segundo"; cual no seria su sorpresa que despues de dos horas de espera, la chata y su calentón de turno salían muy relajados de la suite del "tigre" Israel, que lo habia cedido con cama y todo. Este ampay no quedó impune, una golpiza mas.. que importa, diría la chata, "y todo por el chismoso de don segundo" se justificaría con su siamesa, doña Marylin.

La chata es una esponja en el sexo; de corazón amplio (igual que su cama), para mas de un "amigo", pero que quede clarisisimo que ella sólo quiere a uno, "al trujillano" (otro galán, casado y de ocupación vigilante particular), con quien la chata tiene conversaciones casi orgásmicas por celular y al que jura y rejura que solo a él y a nadie más que él, ama; y que los demás que "dice la gente" no existen.

Así transcurren sus días y noches, la chata; entre placeres carnales y duras golpizas, matizado eso si, con música de fondo: Caribeños, Dina Paucar, Iracundos, pa sazonar alegrías y tristezas. Es la chata, generosa en el amor y más que generosa entre cuatro paredes. Cuidado con ella, tú puedes ser el próximo de la lista.
(Nicanor Becerra Castañeda)